El caos reina en Ciudad de Panamá en vísperas de la COP10.
En agosto, Copwatch informó sobre el malestar en Panamá por la adjudicación de $4.881.732,20 a un consorcio encargado de organizar la conferencia COP10. Se criticó duramente al gobierno por gastar semejante cantidad de dinero en burócratas cuando el servicio sanitario del país no daba abasto.
"Dios mío, con la mitad de ese dinero" se queja el Director Médico, Fernando Castañeda a La Prensa Panamápodemos comprar incubadoras para recién nacidos, miles de medicamentos, suministros y equipos para sustituir todos los dañados que tenemos".
Los asuntos han evolucionado con la revelación la semana pasada, de nuevo por el medio panameño La Prensa, que el acuerdo se ha rescindido.
"El Consejo de Gabinete aprobó anular el contrato de $5 millones firmado entre el Ministerio de Salud (Minsa) y el Consorcio Cop 10 para organizar una conferencia bianual antitabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS)".
Los informes sugieren que el consorcio se encontró con sobrecostes y solicitó otros $2 millones al Gobierno. Como es comprensible, debido a la presión política que había generado la adjudicación, la petición fue rechazada de inmediato. En ese momento, el consorcio, con la misma celeridad, se retiró del contrato.
El resultado es que, a menos de dos semanas, la OMS ha reservado un centro de convenciones para celebrar la COP10, pero no tiene a nadie que la organice. Es posible que los delegados lleguen a Ciudad de Panamá bien vestidos, pero sin ningún sitio adonde ir.
En otras noticias, muchos delegados de la COP pueden ver con alivio una posible reprogramación de la COP10. La opinión pública panameña se ha indignado ante el reciente premio de un rumoreado contrato de $400 mil millones con una empresa minera canadiense para explotar tres millas cuadradas de selva tropical panameña para extraer cobre. Los manifestantes han salido a las calles de todo el país coreando y ondeando pancartas con lemas como "Panamá no se vende". En la propia ciudad de Panamá, 30.000 manifestantes se han enfrentado a la policía y al ejército con gases lacrimógenos. consejos de viaje llama "munición antidisturbios".

Hay escasez de combustible, gas y alimentos, y los manifestantes han prometido continuar la desobediencia civil hasta que se cancele el contrato minero, lo que no parece probable. Búsqueda de hashtags en Twitter #Panamá y #PanamáProtesta trae a colación imágenes inquietantes de un caos furioso en Ciudad de Panamá.
En junio, Copwatch a que se refiere protestas anteriores que duraron semanas enteras.
"Panamá se vio sacudida el año pasado por una serie de protestas y bloqueos en todo el país. Fueron provocadas por la preocupación por el coste de la vida, exacerbada por una desconfianza profundamente arraigada hacia los funcionarios del gobierno, acusados de darse un festín con los fondos de los contribuyentes, y por las quejas sobre la pobreza, la desigualdad y la corrupción en el país."
BBC Mundo informa que "Tal nivel de conflicto -tan masivo como prolongado- no se veía desde la época de la dictadura de Manuel Antonio Noriega" lo que sugiere que los manifestantes de hoy lo harán a largo plazo.
Con la inminente llegada a Panamá de unos 1.200 delegados, la OMS debe de estar preocupada por cómo garantizar la seguridad de los asistentes, sobre todo porque los manifestantes han expresado su decepción por el hecho de que los medios de comunicación del mundo no les hagan mucho caso. No vaya a ser que se enteren de que altos funcionarios de 190 países se reunirán en breve en el centro de convenciones de Ciudad de Panamá.
Copwatch sólo puede imaginar que estos dos problemas combinados deben estar causando dolores de cabeza entre los administradores del CMCT. Quizá puedan recurrir a uno de sus socios farmacéuticos para que les suministre paracetomol.
La OMS ha tenido una racha de extraordinaria mala suerte con las reuniones de la COP en los últimos años. Antes de la COP6, hubo un brote de ébola en África y los rusos derribaron un avión de pasajeros justo antes de que la Directora General Margaret Chan viajara a Moscú para hablar de tabaco con Putin. En Nueva Delhi se produjo la peor contaminación atmosférica que se recuerda, que provocó el cierre de 20.000 escuelas en la semana en que la OMS se presentó en la ciudad para hablar de los peligros del vapeo en la COP7. La pandemia arruinó los planes para la COP9, que tuvo que retrasarse un año y celebrarse virtualmente. Ahora esto para la COP10.
A Copwatch le gustaría decir que nos compadecemos de tan mala suerte pero, a diferencia de la OMS, no queremos engañarle.